martes, julio 18, 2006

Noche de fiesta

La mejor gogó

se llamaba Man-Lo

con mini-biquini plateado

y maxi-reptil incorporado

miércoles, julio 12, 2006

El mejor regalo

El mejor regalo que me han hecho nunca es un anillo. No por su escaso valor económico sino por la utilidad que le doy en mis noches solitarias. La técnica me la enseñó Mimí: el único requisito imprescindible es que no sea simplemente redondo, sino que tenga una piedra. La mía es turquesa y cuadrada; pero esto es lo de menos.
Nada más verlo mi compañera de piso se quedó en bragas delante de mí y me propuso una siesta. Yo, tumbada en el sofá, miraba con extrañeza sus tetas rosáceas.
-Siempre pensé que con lo morena que eres tendrías los pezones morados-, le dije divertida.
-Ya ves que no. Pero son tan dulces como las moras-. No lo dudé un minuto. Con lo grandes que tenía los pechos se los habría llevado a la boca más de una vez...

domingo, julio 09, 2006

La princesa manca

Aquella mañana Kikí caminaba asida a su bolso como si éste fuera una extensión de su amante, el apéndice imaginario que lo ligaba a él o el cordón umbilical a través del que se nutría. Le gustaba dejarse guiar porque eso presuponía depositar toda su confianza en él. Cuando lo conoció él le tomaba la mano constantemente y ella se acostumbró tanto que una vez lejanos le parecía tener una mano de más. Tal vez por eso necesitaba ocuparla constantemente por objetos que habían pertenecido al amante furtivo. Al principio se ataba el foulard que le había dejado. Por la calle Kikí se sentía observada y replicaba a la gente con la misma mirada extrañada. Tal vez pensaran que era una mano herida y, en cierto modo, así era; o que era una tía extravagante que sólo pretendía llamar la atención; o quizá no pensasen nada de nada y fuesen sólo figuraciones de Kikí.