
Su atormentado cerebro de mujer moderna aún no había encontrado descanso. ¿Era real? Y comprendió que si se entregaba a ese hombre, era real. Pero si se guardaba para sí, no era nada. Se sentía vieja; como si tuviese millones de años. Y al final ya no era capaz de soportar el peso de sí misma. Sería de aquel que la tomara.
D. H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley
1 Comments:
Creí que me había librado de todo esto. Y ahora he vuelto a empezar.
¿A empezar que? La vida.
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