Milongas
En esta era mediática, Kiki no puede resistirse a darle caña a los creativos publicitarios. Y aunque es un anuncio de hace tres meses (vamos, del Triásico) merece ser comentado ¡tal es la mediocridad con la que aborda un texto clásico! El "advertisement" en cuestión es de Levis y en él un tío atraviesa el barrio bajo las increpancias de un grupo de macarras hasta que se encuentra en una esquina con la chica. Todos los personajes enfundados en unos vaqueros, todos morenitos y estupendos. El anuncio ganaría en eficacia si se proyectase en silencio, porque los versos traducidos de Shakespeare ("Sueño de una noche de verano", para más señas) que conforman el guión son simplemente ridículos en un contexto tan comercial.
Luego está el escenario cultural en el que se proyecta. Destinado a EE.UU. puede funcionar pero visto por un europeo es una experiencia más bien triste y paupérrima. [Y aquí aparece la Kiki prejuiciosa] Porque en la mente ingenua y perennemente pueril de un tío de California este spot puede ser considerado la quintaesencia del romanticismo (término que utilizo aquí despojado de su sentido histórico). "Oh! It's so cute...", que diría el amigo. Sin embargo dudo mucho que el público mediterráneo (ojo, también occidental) sea receptivo al anuncio, que resulta un peñazo ñoño. En el caso de receptores tan apasionados como los del sur de Europa, funcionan mejor los mensajes calentitos de Bacardi. ¿Los ingredientes? Nenas centroamericanas de infarto, ritmos de mambo y mucha noche. En una palabra: ¡Fiesta! Que no me vengan con milongas anglosajonas. Al César lo que es del César.
Luego está el escenario cultural en el que se proyecta. Destinado a EE.UU. puede funcionar pero visto por un europeo es una experiencia más bien triste y paupérrima. [Y aquí aparece la Kiki prejuiciosa] Porque en la mente ingenua y perennemente pueril de un tío de California este spot puede ser considerado la quintaesencia del romanticismo (término que utilizo aquí despojado de su sentido histórico). "Oh! It's so cute...", que diría el amigo. Sin embargo dudo mucho que el público mediterráneo (ojo, también occidental) sea receptivo al anuncio, que resulta un peñazo ñoño. En el caso de receptores tan apasionados como los del sur de Europa, funcionan mejor los mensajes calentitos de Bacardi. ¿Los ingredientes? Nenas centroamericanas de infarto, ritmos de mambo y mucha noche. En una palabra: ¡Fiesta! Que no me vengan con milongas anglosajonas. Al César lo que es del César.
1 Comments:
Me quedo con los anuncios de Martini, ¿alguna imagen más sugerente que la del limonero en la terraza? mucho mejor que una muesca en el cinturón...
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