jueves, junio 16, 2005

IV

Frustrada por su viaje a ninguna parte llegó a casa sintiéndose una completa idiota. En aquel preciso momento le fastidiaba todo, desde el tráfico de la ciudad hasta las películas con final feliz. Se preguntaba por qué coño había declinado la invitación de él si con otros se había ido a las primeras de cambio. Se torturaba con esos segundos de duda que tuvo antes de rechazar su número de teléfono. Se recriminaba la suposición traicionera de que él hubiera dejado algún rastro en las páginas de su regalo. Y no dejaba de pensar en lo que había hecho mal y en lo que tendría que haber hecho. Al abrir la puerta de su cuarto y ver el libro se calmó. Pensó que leerlo le acercaría más a él y se adentró en sus páginas como quien se pone mercromina en una herida...

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Te escribo desde Bolivia. Fue una grata casualidad el haber encontrado tu blog. ¿Por qué mataste así el feeling?
No importa, igual quiero saber cómo sigue tu historia.

3:41 p. m.  
Blogger Cenicienta said...

Kiki es así.
Hasta con el dolor es capaz de jugar y ser sensual/sexual.

Algo pasará. Kiki nunca se conforma

6:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Apetecía la moto, esa tarde. Así que la cogió sin preguntar. Al llegar a la cita, casi ni se detuvo. La tomó por la cintura, al vuelo, y se la sentó de frente, sobre el depósito, cara a cara.

La calle se volvió carretera y el frescor de la tarde calor de entrepierna. El no soltó el manillar, ella no le soltó a él. Su pene fuera de la bragueta era el único lugar al que agarrarse en las curvas. No podía soltarlo... ni tampoco quería hacerlo.

Él soltó la mano del acelerador y volvió a levantarla, en vilo. Se la colocó encima. El glande encontró solo su camino desde la comisura de los labios a lo más profundo de la vagina. Fueron varios kilómetros de placer.

Casi era de noche. Se corrió, se la quitó de encima y se limpió con su falda. Después, casi casi frenó la moto, lo justo para descabalgarla. Se quedó allí, atónita, sobre el asfalto oscuro, mirando cómo él se alejaba, de nuevo rumbo a la ciudad...

12:47 a. m.  
Blogger Cenicienta said...

Mucho equilibrio es eso Desmitificador...
Sugerente... sí

10:26 a. m.  
Blogger YOKO said...

Kiki

Atormentarse con un vago recuerdo de apenas diez segundos es impropio de tí.

Podría haberse quedado todo en la priemra conversación pero, en cambio, tienes el libro. Sonríe leyendo y recordando pero sin pena.

Los estoicos se contentan con lo que va ocurriendo y saben que apenas hay margen de maniobra para que las cosas sucedan de otra manera y, en el fondo, llevan razón. Si lo tomas con humor, además puede ser hasta gracioso.

Besos

1:10 p. m.  

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