domingo, mayo 08, 2005

El símbolo

Hubo un tiempo en el que Kikí rehusaba de los adverbios de tiempo que designaban lo infinito, como el siempre o el nunca. Le daba miedo pensar en estos términos y, si podía, evitaba emplearlos. Según el doctor Tapia, esa era su manera de exteriorizar su temor a un compromiso irreversible consigo misma. Kikí no podía concebir cómo la gente se tatuaba símbolos sobre la piel porque era como dejar constancia de algo mayor que el propio hombre, algo que permanecería en sus cuerpos aún después de la vida. Como un epitafio. Después estaba la concepción personal de Kikí sobre el ser humano, según la cual éste no es sino la superposición de muchos yo; por lo que restringirlo a un sólo aspecto le parecía pobre y falso.
Hasta que un día Kikí se quitó el reloj en la intimidad, soñó una búsqueda en una estación en espiral, se tragó el semen, adoró un cuerpo y gozó su mente. Entonces se sintió preparada para afrontar la prueba definitiva y, desnuda frente al espejo, buscó el lugar indicado. La idea no era grabarse la inicial de su amante para proclamar al mundo que tenía dueño (su sensibilidad no concebía tales horteradas como propias) sino establecer un vínculo físico entre una determinación intelectual y la acción diaria de amar. Como se trataba del motor sobre el que reposaría su vida, necesitaba de un lugar corporal simétrico que sustentase su caminar; así que eligió la parte más baja de la columnna vertebral que además es próxima al punto energético de la pelvis. Al atardecer entró en la cabina de un maestro africano y se encomendó al rito de la tinta perenne.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

(símbolo Kiki) antes llamada Princess.
Querido jeroglífico:
Man does, but woman is-
Can a gamester argue with his luck?

3:38 p. m.  

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