Para ti
Sin concesiones. Así me besó según entré por la puerta de su apartamento. Me abrazó por la cintura mientras me estrechaba hacia él. Dejé caer el bolso y pasé mi mano por su nuca para jugar con sus rizos. Hacía más de una semana que no nos veíamos (lo cual no siempre es garantía de pasión) pero aquella vez ni siquiera llegamos a la cama. Me bajé hasta la altura de su cintura y le desabroché el pantalón. La mera expectativa suele excitar, por lo que dejé claras mis intenciones. Tomé su polla y empecé a jugar con ella. Antes de comérsela pasé mi lengua por los cojones, hinchados a reventar. Estaba muy húmeda. Al fin me centré en el capullo: lo reverencié, lo mimé y me lo metí hasta la garganta. Su respiración era marcada, y eso me excitaba mucho (noté mi vagina lubricada). Le miré y vi que miraba al frente. Reparé en que a ambos lados del pasillo había espejos y pensé que mi amado tenía perversiones, justo como Kiki. Me levanté y apoyé mi cara contra la pared. Luego le invité a que me la metiera. Me gustó vernos desnudos, gozando como locos...
1 Comments:
muuuuyyy bieeeennn kiki, veo q las aguas vuelven a su cauce.el relato elaborado para el pueblo se estaba abandonando en pro de la introspeccion personal
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