viernes, abril 15, 2005

Universo bus

Tengo la ligera impresión de que hoy no llegaré puntual al trabajo. Apuro el último trago de té, escruto de un vistazo las cintas amontonadas en la estantería y meto una en el bolso. Casi ninguna tiene etiqueta, por lo que estoy avocada a lo que el azar resuelva.
-"¿Y si los astros nos fuesen favorables?" -Me pregunto divertida [no obstante Borges es una constante en mi vida]. Dejo las cábalas, salgo de casa, bajo las escaleras y cruzo la calle. Veo que el bus está ahí así que emprendo una carrera incondicional hasta alcanzarlo. El autobusero es tan simpático que vuelve a abrir las puertas. Le respondo con una sonrisa benevolente y le doy los buenos días. No hay mucha gente y mi sitio favorito está libre, así que me acomodo, saco mi walkman y meto la cinta anónima. En fín, lo de "anónima" no es del todo cierto y me doy cuenta de ello nada más escuchar las primeras palabras de la canción. Esbozo una sonrisa al recordar a ese amante que a través del correo aéreo me hacía partícipe de su perseverancia como loco enamorado. Esa cinta había atraversado una parte del Mediterráneo. Como tantos otros dibujos, cartas, fotos, carteles de manifestaciones pro-izquierdistas, pósters de películas de la nouvelle vague... Por mis manos habían pasado un sin fin de paquetes verdes y azules de La Posta. ¿Dentro? Trazos que dibujaban mi boca de piñón, retratos inventados, poesías, sensaciones, expectativas, potencialidad y muchos, muchos nombres: Rifondazione Comunista, Bertinotti, Truffaut, Godard... Luego estaba la música. ¡Tanta música! La canción napolitana personificada en las voces de Teresa de Sia o Pino Daniele; el mejor Conte con toda su panafernalia teatrera; Vinicio Caposella; Battiato; Mina y otros que no sé cómo se llaman pero cuyas letras retengo de memoria.
Miro a través de la ventana. Es evidente que el mundo gira, pero yo estoy inmersa en un universo fantástico. Luego reparo en mi calidad de "anónima". Pienso que él estará quien sabe dónde haciendo quien sabe qué mientras yo escribo de él y, en cierta manera, para él. Me gustaría hablarle; parecía un chico sensible. Me viene a la mente el verso del poeta: "Se equivocan quienes excluyen al melancólico del lugar de la fiesta"*. Pongo el volumen al máximo. Es el único modo de erradicar la racionalidad que me hace sentir culpable.
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*Juan Antonio González Iglesias

1 Comments:

Blogger Lino Solís de Ovando G. said...

Hola Kiki. Te escribo desde Chile. Entré a su sitio por las postulaciones al premio de los mejores blogs del diario 20 minutos.es. Me parece muy interesante lo que escribes, y creo que te sumaré a la pronta de lista de blogs preferidos que quiero sumar a mi blog, gomademascar.blogspot.com, que es una columna literaria en capítulos, que narra la vida íntima de un gum taster, un catador de chicles. Ojalá sea de tu agrado, y te sigo leyendo.

7:05 a. m.  

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