Baby one more time
Hay hombres que navegan con una mano en el ratón y otra en la polla. La corrección política me obliga a admitir que, igualmente, hay mujeres que lo hacen con un dedo en el "mouse" y otro en el chocho. Leer historias guarras puede estimular la mente e incluso desencadenar orgasmos planificados. ¿Quién no ha deseado nunca llegar a casa sólo para masturbarse frente al espejo y mandar al mundo al carajo? ¿Quién no le ha propuesto a su pareja follar mientras ven una peli porno? ¿Quién no ha leído para ambos un párrafo de La Sonrisa Vertical mientras le penetraban?
Te lo digo yo, quién. Peña sin creatividad y con inhibiciones. Peña aburrida y desapasionada de su propio cuerpo. Gente a la que yo no puedo comprender. Ni quiero comprender. Creo en las cosas que elijo y, por ende, en las cosas que hago. Por eso hay días en los miro fijamente a mi amante y le pido en voz alta que me haga el amor una vez más.
Te lo digo yo, quién. Peña sin creatividad y con inhibiciones. Peña aburrida y desapasionada de su propio cuerpo. Gente a la que yo no puedo comprender. Ni quiero comprender. Creo en las cosas que elijo y, por ende, en las cosas que hago. Por eso hay días en los miro fijamente a mi amante y le pido en voz alta que me haga el amor una vez más.
2 Comments:
Pues no sé, lo de leer una novela erótica mientras te la clavan no me parece algo a la orden del día. A lo mejor es que leo poco a Lucía Etxeberría o algo...
Imagina cuantos se masturban leyendo tus historias, kiki.No seas injusta con tus seguidores... con tus fieles acólitos
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