martes, mayo 10, 2005

Diagnóstico

Tras escuchar el soliloquio de Kikí, el doctor dictaminó:
–Señorita Demont, tengo indicios para pensar que padece una dependencia maniaco–obsesiva cuyo objeto es el amante ése del que no para de hablar.
–¡No sea ridículo! –contestó Kikí.
–¡Hágame usted el favor, señorita! Usted camina asida a su bolso como si se tratara de una extensión de su amante, el apéndice imaginario que lo liga a él o, si me apura, el cordón umbilical a través del que se nutre. Después me dice que desde que ya no camina de su mano es como si tuviera una mano de más. Y para más inri necesita ocuparla constantemente con objetos de él como ese foulard con el que se venda la mano y que lleva colgando por ahí como un pendón. ¡Si eso no le parece desmesurado es que ha perdido la razón! –Kikí le miró con ojos golositos y boca de puchero.
–¡Y no haga así! Ambos sabemos que no es una cría pequeña.
–Entonces lo que necesito es verlo de nuevo –repuso ella entusiasmada.
–Lo que usted necesita es conquistar su individualidad. Y después ya tendrá tiempo de amantes bandidos que, por otra parte, es probable que no le aporten nada más que banalidad y ligereza… –Ella lo miró enfurecida:
–Gracias por su diagnóstico, doctor . –Kikí se apresuró a incorporarse del diván, cogió su bolsó y se fue dando un portazo. Sabía que el doctor tenía razón pero le costaba aceptar tantas verdades juntas.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

yo prefería a Repi antes que a Kiki

11:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

suerte en tu conquista de la individualidad Isina

11:19 p. m.  

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