miércoles, diciembre 19, 2007

- - - - - - - - - El deseo o la acción


El teléfono vibró como en los dibujos animados.
-¿Si? -contestó una voz nada entusiasta.
-Hola, soy yo -tres palabras fueron más que suficientes para que Kikí reconociera el timbre de su amiga.
-Hola Mimí, ¿qué tal andas?
-Bien pero como no soy nada egoísta la que me preocupas eres tú -ambas permanecieron en silencio hasta que Mimí protestó- ¡ey! y no rumies para tus adentros. Ya sé que soy la típica amiga/incordio a la no te apetece nada escuchar, pero esta vez vas a tener que hacerlo.
-¿Y bien?
-Bueno, ya sabes que últimamente trabajo en el atelier de Monsieur Buffon, pues ayer le dije que era la última vez que posaba, vista la cantidad de días atrasados que me debía. Y ¿sabes qué? Que me regaló una especie de tetera ovalada bañada en oro. El caso es que nada más llegar a casa se la he enseñado a la portera y con su manía extrema por la higiene ha empezado a sacarla brillo como una posesa -Kikí esbozó una sonrisa al otro lado del auricular-. Total, que cuando la he puesto al fuego en lugar de vapor ¡ha salido un torso de hombre con turbante!
-¡Venga ya! -interrumpió Kikí emitiendo una sonora carcajada-. Y ahora me dirás que te ha concedido tres deseos y que quieres un consejo. Pues mira, sólo se me ocurre uno que verdaderamente merezca la pena: dile que en tu próxima vida quieres ser negra.
-¡Nada de eso! -exclamó Mimí-. ¡Me ha comido el coño y se ha vuelto a la tetera!
-¿Qué?
-Sí, ya ves tú que 'deshaogao'. Ni el pitillo de después. Un rancio de la ostia... Oye, ¿y a ti por qué te ha dado ahora por ser negra?

1 Comments:

Blogger r.p said...

Al asomarnos a un precipicio, muchas veces uno se imagina saltando, con la duda de si ese pensamiento pasara al plano del deseo y luego al de la acción, cruzando esa frontera mágica que dice sí o no a nuestros deseos. Es de esas situaciones en el que al que más se teme es a uno mismo...
A todo esto ¿qué otros dos deseos pidió la portera?...jeje..

7:50 p. m.  

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