Parábolas

Cierro mis ojos, que del verde cayeron en el gris más apagado después de tus palabras. Negarme tu abrazo es como atravesar desnuda el invierno. Sólo que el invierno pasa.
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Piensa en las oportunidades perdidas. Te pido que me ahorres hacerlo a mí, que una vez follé con el sol y se me abrasaron las entrañas. Mírame y dime qué es lo que queda de mí. Ahora mismo no existe música más bella que su risa.
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Un sabio me dijo: "Si te concentras podrás oír hasta el desliz de una lágrima". Y desde entonces camino asida a tu muñeca. Quizás para no volver a hundirme como el caballo de Atreyu.
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Quiero ser la tortuga que estornudó. Es una metáfora para decirte que me gustaría alcanzarte. Que hablar contigo esa tarde me convirtió por unos segundos en inmortal. Llorar frente a ti es como tirar la maleta de los cargos de conciencia.