jueves, mayo 24, 2007

Tanta bontá

Kikí vive un momento de relax en el Mediterráneo del Lazio. Para ella supone una ruptura con la estresante rutina de su trabajo. Una escapada de cuatro días en la que es indulgente con el deber y generosa con los placeres. Esa es la principal razón por la que viaja en un coche sin cinturón de seguridad.

En la carretera de Gaeta a Sperlonga hay numerosos controles de la Guarda de Finanza, signo inequívoco de que Marbella no es el único feudo donde se blanquea dinero. Piensa en ello cuando -contra todo pronóstico- el coche que conduce su chico es solicitado por uno de los agentes.

En su mentalidad cuadriculada piensa que eso es multa seguro. Pero olvida que de Roma para abajo las cuadrículas no se estilan. Para empezar, el agente no está nada mal. La manga corta del uniforme destapa unos brazos de músculos definidos que acaban en manos de venas algo marcadas. La Kikí perversa ve en ellas una prolongación de su previsible polla. Las gafas de sol y el reloj Roberto Cavalli son pruebas más que sufientes de que caería rendido ante la mini lencería de la chica, toda Chantelle.

Mientras tanto, su hombre acompaña al agente hasta el maletero abierto del coche de la Guardia. A propósito del reloj, Kikí recuerda esa publicidad de D&G en la que un tío como un tren mira lascivamente a un par de nenas para luego fundirse en un morreo con otro modelo cañón. Quizás el poli acabe enrollándose con Fabio, sugiere. Pero, antes de seguir martirizándose, sus piernas antes encajonadas en el Fiat Panda despliegan ahora su verticalidad sobre el asfalto del arcén. Si la escena se filmara su ex profesor de Audivisual -y crítico habitual en Cannes- vería en ellas un claro símbolo fálico por mucho que anticipen un gran coño.

En la tierra meridional los asuntos se resuelven entre hombres y Kikí lo sabe. Por eso el mismo hecho de bajarse del coche es en sí una provocación. La primera de una lista con claros propósitos seductores. Todo esto para contarte que en la Italia que yo conozco es posible circular sin cinturón, que la policía te pare y que no exista multa alguna. Solo bontá...