viernes, abril 27, 2007

Credo

Doy fe de que he visto malabarismos que escapan a toda física y a toda estadística. Que no caben en la cabeza. Si no lo veo no lo creo, pero lo he visto y mi credo pende ahora de una bandera blanquiceleste con ocho letras.

Para mi vale porque me ha hecho creer en Dios a través de los sentidos. Como Santo Tomás, que tuvo que tocar las heridas de Cristo para creer. Vale porque ha creado la armonía a partir de una esfera y porque verlo en el campo y convertirse al monoteísmo es todo uno.

Para mi vale porque dice palabras justas, visionarias y verdaderas. Yo merecía respeto porque he dado alegría a la gente. Más que eso. Regaló un sueño de esperanza a un Sur paupérrimo. Sometió al arrogante con la exaltación de la poesía.

Para mi vale porque asistir a uno de sus toques es ser testigo del milagro. Es presenciar la plenitud de la belleza, presentir la mano de dios en el cuerpo de un hombre. Las casas de Fuorigrotta temblaban cuando los 70.000 del San Paolo rugían de delirio.

Hablo de un mundial y dos scudetti. De tensión muscular y entrega. De crucifixión. Hablo del dorsal número 10 y de la vida después de la muerte. Del último gladiador en vida. Que reinará por los siglos de los siglos. Amén.